» Can I catch a ride home?» Fué todo lo que dije para que mi rutina de jueves se transformara en un laboratorio de antropología cultural.

Su pregunta: «¿Conoces a RESIDENTE?» Mi cerebro operando más rápido que el sonido: René Pérez Joglar, puertorriqueño, fundador de Calle 13, genio del género urbano alternativo, eterno estudiante de arte, activista social, defensor acérrimo de la educación y la independencia de Puerto Rico. Lo más importante aún, compositor de mi canción favorita «Latinoamérica«. No obstante, me limité a un tímido -«Yes».

– ¿Tengo un taquilla extra, quieres ir?

Se acabó la timidez, «YAAAAS!» .
De esta manera fortuita la diminuta rubia, nativa de Miami, con dominio limitado del castellano encontró su compinche, 100% “Made in Puerto Rico”, para el concierto del artista urbano. Sin embargo, la verdadera agraciada de la noche fuí yo.

De camino al concierto descubrí que su razón para ir fué inspirada por la canción Yorktown del musical Hamilton escrita por Lin Manuel Miranda autor de la estrofa que encendió su curiosidad: «immigrants get the job done». Le confesé sobre mi canción favorita e hice un fallido intento de traducirle la lírica.

De entrada al Filmore noto la demografía del público, definitivamente joven y totalmente latino. Caras sandungueras moviendo la cabeza al ritmo de percusión se acordonan a mi alrededor. «Bam, bam, bam» moviéndose con sensualidad las parejas chocan sus caderas al compás de la música.

Mi respiración se torna corta y poco profunda…Cuando miro a mi colega, ella sonríe divertida mientras levanta los hombros y sigue bailando. El olor predominante a cannabis me traslada a mis años de «Hip Hop parties « en los centros culturales en Carolina, Puerto Rico. Pasaba la noche en compañía de todos mis amigos y conocidos del vecindario y la escuela. En aquel entonces bailábamos sin parar sabiendo que cada baile acababa temprano por una pelea acompañada de botellas voladoras, carros de la policia y largas caminatas nocturnas de regreso a casa. ¡Menos mal que la moda de las Air Jordan’s hacía la caminata placentera! Eso fué antes del reggaeton. Cuando el rap en español estaba dando pininos con Vico C y DJ Negro vendiendo «casettes» en las calles del Viejo San Juan.

Una banda de rap urbano de Mayagüez abre el concierto y nos deleitamos mirando al cantante de ensortijado cabello. Castigada por la implacable humedad del trópico, la pelambre divertidamente brinca a destiempo del resto de su cuerpo.

Boricua al fin, Residente comienza 25 minutos tarde con una orquesta de músicos y la corista, nada de DJ. Aprovecho la formidable oportunidad para explicarle a mi acompañante el concepto de la «hora puertorriqueña». El repertorio musical recorre su trayectoria artística marcadamente influenciada por su peregrinación mundial. Los arreglos musicales me persuaden a bailar sin parar y con la protección que me brinda la música alta, a desentonar hasta quedarme sin voz.

En ese instante, me siento etérea y me transporto a Carolina, pero mis pies extrañan las “Jordan’s”. Regreso estrepitosamente al (305) cuando el otro miembro del duo Boringa (Boricua-Gringa) me habla en inglés.

Por primera vez, escucho en vivo mi canción favorita. Me ha conmovido tanto que cierro los ojos para contener las lágrimas. Al volver a abrir los ojos, observo todo lo que estoy sintiendo reflejado en la cara de mi nueva amiga.

Antes de cantar uno de sus éxitos, el rapero pregunta si hay alguien en el público que no habla español. Para mi sorpresa mi cómplice no es un caso aislado y cuento una docena o más que viajan en en el mismo barco. Esto es lo que hace especial a Miami, la gente que tiene el interés y la curiosidad natural para sumergirse y disfrutar nuestra cultura. Para beneficio de la anglosajona, René explica en español e inglés la inspiración para sus canciones. En estos tiempos de tanta intolerancia, me inunda de orgullo su inclusividad hacia la minoría de la noche… y probablemente de la ciudad.

Nuestra noche acabó temprano. No hubo peleas, ni botellas voladoras, tampoco patrullas de policía. La única sirena que se escuchaba era mi reloj interno avisándome que mañana había que levantarse temprano para llevar mis hijas a la escuela. Nos fuimos, cada una satisfecha con lo aprendido en el experimento de la noche.

En Mi por 100pre Cambiante Vida la música no tiene barreras de idioma, ni cultura. Lo que no explica la lírica, lo aclara la melodía. Hipótesis probada.


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