En la víspera del primer día de clases, la benjamina de la casa se acerca con lista en mano. Tiene el ceño fruncido, la carita llena de preocupación, pero la mirada llena de alegría y optimismo. Es su día inaugural como estudiante de escuela intermedia y todo tiene que estar en perfecto orden. Reviso la lista de demandas y como buena abogada me preparo para una intensa argumentación y el eventual acuerdo transaccional. En nuestra casa el jurado se compone de tres y el peso de la prueba, generalmente, lo cargo yo.
La lista compuesta de carpetas, lápices de colores, marcadores, lápices mecánicos, papel y una libreta de composición, me presenta una perfecta oportunidad para enseñarle a mi hija algo de reciclaje y ahorro. En un acto de romanticismo…voy a mi pequeño almacén en busca de los materiales escolares. Aunque están «ligeramente usados», celosamente los he guardado por los pasados años. Casi la totalidad de los materiales están disponibles en la casa. ¡Já, sonrió satisfecha porque la tienda de materiales de oficina este año vá a extrañar mi tarjeta de crédito! De mi maíz, ni un grano.

Mirba 1 – 0 en el argumento.

Como si fueran de cera se le derriten los hombros a la nena. Los hombros caídos van acompañados por miradas tristes todas en dirección de mi esposo…El abogado defensor asume representación legal en el litigio. Inicia el contra interrogatorio preguntando dónde están las cajas de los crayones.

Mirba 1 – 1 en el argumento.

Fingiendo calma y tratando de salvar el momento, continuo mi búsqueda de tesoros escolares. ¡Ahí olvidada el el gabinete está la libreta de composición de 200 páginas! Al inspeccionarla noto que en la portada lleva dos nombres de varón y tiene escrita las tres primeras páginas. Los nombres de varón me alarman y me hacen cuestionar por un instante el origen de la misma. Pero no presto atención alguna a las páginas escritas, porque basta con removerlas para que la libreta quede nueva.

Mirba 2-1 en el argumento.

Victoriosa presento la libreta ante el jurado. Se le derriten los hombros a la nena….y a mi marido.

Mirba 2 – 2 en el argumento.

El jurado ha dado su veredicto: esa no es una libreta nueva. Finalmente, en ausencia de cualquier posibilidad de transacción, con la lista intacta, jurado y abogado defensor se van de compras a la tienda de efectos escolares.

Pensando que he perdido la batalla, pero no la guerra le enseño la libreta a Doña Julia, testigo silente de todo el proceso. Mi madre pronuncia la sentencia: «La culpa es tuya porque las acostumbraste a comprarle todo nuevo.»

Mirba 2-3 en el argumento.

En mis años escolares recuerdo la euforia y la anticipación del comienzo de clases. Con excepción de la época navideña, era en agosto que adquiríamos la mayor cantidad de cosas nuevas. El Mostro usualmente decidía recaudar y desembolsar el dinero del regreso a la escuela el día antes. La espera y las eventuales filas en las tiendas aún son memorables. Más inolvidable aún era la combinación perfecta de caos e histeria: tratar de alcanzar a mi hermanito corriendo como «alma que lleva el diablo» en medio de cientos de personas. Todas, al igual que Doña Julia, haciendo compras de último minuto.

Todas esas experiencias son exclusivamente mías y no puedo pretender que mis hijas o mi esposo vean esa bendita libreta de una manera distinta. Pero mi conciencia me obliga intentar explicarles. Esto no es un reproche, los considero afortunados hijos de la abundancia y me alegra por ellos. Doy gracias y ruego a Dios que siempre los bendiga.

Por qué aunque esté escrita en la portada y en tres páginas, en Mi Por 100pre Cambiante Vida esa libreta de composición es nueva.

¡Mirba 3-3 en el argumento!


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