Salón de Espejos
En una cálida noche de verano me encuentro rodeada de monumentos vivientes alegóricos a la historia de mi vida. Con la llegada a la predecible cena, me sorprenden miradas pícaras y caras familiares, procedentes de múltiples códigos postales. Entonces, con un golpe de adrenalina mi corazón se siente pleno, se me pierden las palabras y la euforia me hace gritarle vituperios a las amigas de mi vida.
Leer más
